“Cuando se puso en marcha el programa Hidrógeno Verde enseguida levantamos la mano para ayudar, porque hay muchas etapas de la tecnología del hidrógeno en las que ya estamos maduros para avanzar”, expresó el científico y doctor en Física, investigador y tecnólogo, Gabriel Meyer.
“Esta provincia puede ser partícipe y apostar a generar esa tecnología, que va a incrementar fuentes de trabajo, empresas y recursos de la más alta calidad tecnológica incluso que la misma producción de hidrógeno. Hay que combinar todo, se puede ir por más”, agregó.
A la par se desarrolla el ciclo de charlas “Jueves de hidrógeno” organizadas por la Secretaría General de la Gobernación, donde confluyen los protagonistas, difunden sus trabajos en investigación y desarrollo, e intercambian visiones para continuar trabajando.
Meyer lleva décadas trabajando con el hidrógeno junto a sus colegas del Centro Atómico Bariloche (CAB) y se convirtió en uno de los más entusiastas integrantes y orientadores del programa provincial, que tiene como objetivo inicial el desarrollo de este elemento como combustible y el trabajo para disminuir la emisión de gases contaminantes, responsables del grave deterioro ambiental del planeta.
“Es importantísimo que la Gobernadora haya definido este programa como una política de Estado. Empezó pensando en el hidrógeno como vector energético, para producirlo a través del recurso eólico. Y ahora apunta más allá, no hay que quedarse con las cosas que llaman más la atención, hay que abarcar más”, manifestó Meyer.
El científico fue parte del enorme desarrollo que tuvo el CAB en el estudio, desarrollo y combinación de materiales, área que sumó su propio desarrollo y fabricación de equipos de trabajo, y en los últimos 30 años pusieron al hidrógeno en el centro de la tarea.
Ahora integra un grupo de unas 25 personas y su trabajo se centra en el estudio de elementos que reaccionan con el hidrógeno y generan hidruros, apuntando a crear fuentes prácticas de almacenamiento de energía.
Los procesos son complejos y en síntesis apuntan a trabajar con materiales que incorporen hidrógeno, generen hidruros y los almacenen, y cuando sea necesario los “devuelvan” fácilmente en forma de energía. Esta es una forma de energía verde, porque al combustionar con oxígeno produce agua por todo desecho. Es totalmente inocuo para el medio ambiente.
Con equipos especiales analizan la reacción del hidrógeno con los distintos elementos (solos o combinados) y materiales naturales, y trabajan con distintas condiciones de presión y temperatura para almacenar más o menos, y mejorar su eficiencia.
“La idea es usar estos materiales colocados en recipientes para almacenar gran cantidad de hidrógeno. Se cargan a determinada presión, que al bajar devuelven el hidrógeno cuando lo necesito. Se trata de almacenadores reversibles”, explicó.
Para ello trabajan con muchos elementos y familias de elementos, agrupadas por sus características de reacción con el hidrógeno.
Meyer dijo que usan para esto lantánidos (los llaman “tierras raras”) como el Lantanio o el Cerio, hacen combinaciones con Níquel, y del trabajo con presiones y temperaturas diferentes obtienen rangos muy amplios versatilidad para lo que buscan.
Estas aplicaciones aportan al objetivo de energías intermedias, que consisten en el almacenamiento del hidrógeno cuando sobra energía, y su uso cuando falta. Apuntan al ideal de trabajar siempre sin fuentes contaminantes.
Esta es la actualidad de investigaciones y desarrollos muy valiosos realizados en Bariloche por numerosas personas, con tanta sabiduría como pasión, y que además de incursionar en soluciones prácticas para la industria en distintos ámbitos, ahora se posicionan como clave hacia un futuro mejor para el mundo.
“Pasamos por muchísimas líneas de investigación y desarrollo, desde la ciencia básica a las aplicaciones industriales. Estamos muy contentos de los logros y las soluciones, y tenemos todavía mucho por delante”, expresó Meyer.