Se trata de un paciente masculino de 71 años, con domicilio en Viedma con antecedentes de haber cursado COVID-19 en octubre de 2020 y a quien a causa de la enfermedad se le diagnosticó Murcomicosis.
Si bien a la fecha no se registran casos de “hongo negro” en la provincia, los profesionales de epidemiologia se encuentra en alerta y búsqueda para detectar la enfermedad en pacientes rionegrinos.
La Murcomicosis es el término utilizado para denominar a las infecciones fúngicas invasoras (IFI) causadas por hongos ambientales sáprofitos, pertenecientes a Subphylum Mucoromycotina.
La infección se adquiere por inhalación de esporas, por implantación traumáticas en tejidos o por la ingestión de alimentos contaminados, ya que colonizan rápidamente los alimentos ricos en carbohidratos simples.
Se trata de una enfermedad angioinvasiva grave, de progresión rápida, muy poco frecuente en la población general. La tasa de letalidad se estima en 40-80%.
Esta enfermedad se caracteriza por el infarto y necrosis de los tejidos del huésped, que resulta de la invasión de los vasos por las hifas. Generalmente, afecta los senos paranasales, el cerebro y los ojos, provocando áreas necróticas (“negras”) en la región nasal con rápida progresión. Ese ennegrecimiento de la lesión es el que le da popularmente el nombre de “hongo negro”.
El diagnóstico convencional de la Mucormicosis puede realizarse mediante la observación microscópica del hongo en el tejido invadido y la recuperación del mismo cultivo. El aislamiento del hongo es fundamental porque permite su identificación y la determinación del perfil de sensibilidad a los antifúngicos. Además, es posible arribar al diagnóstico mediante PCR y secuencia del ADN desde muestras clínicas como biopsias e hisopados nasales.
Un caso confirmado de Murcomicosis así como la sospecha del mismo constituyen una situación de emergencia que requiere de acciones rápidas. Las recomendaciones del tratamiento incluyen la desbridación quirúrgica profunda de todo el tejido necrótico afectado (con el propósito de controlar la enfermedad, realizar estudios histopatológicos y microbiológicos), la terapia antifúngica específica inmediata y control de los factores de riesgos asociados al paciente como: diabetes, tratamiento con corticoides de altas dosis e inmunosupresores.