Una reciente resolución del SENASA, y la vigencia de la Ley provincial N° 4997 (que establece habilitación y funcionamiento de establecimientos dedicados al engorde intensivo a corral de ganado bovino, ovino y caprino), aceleraron los plazos para que se realicen las readecuaciones necesarias.
En la mayoría de los casos, se dispondrá un tope máximo de un año para encuadrarse, o caso contrario el establecimiento puede ser bloqueado.
“Fue muy constructivo el encuentro porque se pudieron evacuar dudas e incertidumbres”, señaló el secretario de Agricultura y Ganadería, Tabaré Bassi, quien desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP) organizó esta actividad que contó con la participación de representantes del DPA, del SENASA, y de la Secretaría de Ambiente.
Por lo pronto, los titulares de Feedlots de la provincia deben lograr la habilitación provincial y para ello, tendrán que ajustarse a determinadas pautas, como las de bienestar animal, no estar ubicados a menos de 5.000 metros de zonas urbanas, y ubicarse (según las dimensiones) a unos 1.000 metros de la línea de ribera, delimitada por la cota a la que llega el río Negro cuando alcanza un caudal de 1.900 metros cúbicos por segundo.
“Creo que hay conformidad en el sector porque saben que hay un acompañamiento para trabajar por un equilibrio entre la demanda social, el bienestar animal y el cuidado del medio ambiente”, comentó Bassi, quien añadió que “todos hablamos un mismo idioma, que es trabajar para mejorar la producción”.
Se brindaron detalles sobre la cantidad de corrales según la cantidad de animales a albergar, espacios de alimentación, espacio mínimo por animal, y la higiene.
Uno de los argumentos en el caso de las limitantes respecto de la línea de ribera, van más allá de lo ambiental, quiere decir que se vinculan a no obstruir el paso del río en sus habituales fluctuaciones.
Además, todo emprendimiento de este tipo debe presentar un informe de impacto ambiental y tener contratado un veterinario como responsable técnico.
Lo que disparó la necesidad de ajustarse a la normativa provincial, fue la resolución N°329 que emitió el SENASA el 15 de mayo de este año, por la cual se lanza el registro nacional de engorde a corral.
Plantean por esa vía tres exigencias básicas: tener un veterinario a cargo, certificado de habilitación (provincial), y certificado de medio ambiente.
Para los que ya están inscriptos en un registro anterior, tienen desde mayo un año para regularizar la situación. Para los que nunca estuvieron inscriptos, en septiembre deben gestionar una provisoria, y a partir de allí, comienza a correr el plazo de un año.
Hubo un compromiso de “hacer visitas en conjunto (entre varias entidades), para ver cuáles son las mejores opciones para instrumentar planeas de adecuación”, finalizó Bassi.